Para hacer frente a los problemas típicos de autonomía de los eléctricos, Oslo, una ciudad con una gran cantidad de este tipo de vehículos ha manifestado su intención de instalar un carril de carga inalámbrica para sus taxis, que espera tener listo este mismo 2020.
Si consideramos buscar la ciudad donde más ha crecido la población de vehículos eléctricos en los últimos años, debemos mirar a Oslo, en Noruega. No en vano, fue declarada la ‘Capital Verde’ europea el pasado 2019 y más del 12% de los vehículos que recorren sus calles son completamente eléctricos.
Si ampliamos un poco la vista y miramos al país entero, vemos que más del 57% de los automóviles vendidos allí son eléctricos o cuentan con algún tipo de hibridación. Curiosamente, el país nórdico es el principal productor europeo de petróleo.
Vale la pena detenerse y preguntarse, ¿por qué es así? Lo cierto es que la capital noruega está rodeada de montañas, por lo que la acumulación de contaminación es extremadamente notoria en su caso. Para evitar este problema debieron fomentar el uso de la movilidad sostenible, para lo cual quitaron plazas de aparcamiento, tanto en casas como en calles y proporcionaron alternativas de transporte como bicicletas o ‘Car–Sharing’.
Por supuesto, no se olvidaron de disponer de un alto número de puntos de recarga y la reducción de tasas fiscales a estos vehículos. Por ejemplo, éstos no pagan peajes, pueden circular por los carriles de buses y taxis y tienen la recarga gratis en varios puntos de la urbe, lo que conlleva un ahorro estimado por persona de entre 250 y 300 euros al mes. Los planes de la ciudad pasan por cerrar el centro completamente al tráfico rodado para el año 2021 y que, para 2022, todos los taxis sean cero emisiones.
Es en este sentido donde la ciudad ha presentado un llamativo proyecto para colocar un carril de carga por inducción orientado a este sector para ofrecer un servicio más eficiente al acelerar las etapas de recarga. De esta manera, los coches se recargarán mientras se mueven.
Éste se ubicará en lugares estratégicos como las puertas de los hoteles o la Estación Central mientras los vehículos esperan a sus clientes. Los primeros test se esperan para antes de acabar el año, para los cuales, se ha adaptado una flota de 25 Jaguar I–Pace para asegurar su correcta carga con este sistema.
Cada estación de carga contará con unas potencias de entre 150 y 450 kilovatios máximo con una eficiencia del 94%, lo que permitirá en unos ocho minutos obtener autonomía suficiente para realizar un recorrido urbano. La facturación, por su parte, tendrá en cuenta la energía consumida por el individuo en un determinado período de tiempo.
Y si continuamos con el tema económico, lo cierto es que la inversión es otro de los puntos más interesantes, pues según la compañía instaladora, el precio a desembolsar por una estación inalámbrica no superará los 25.000 euros.
Se trata pues de una propuesta urbana de lo más interesante, en una ciudad, todo sea dicho, muy concienciada con la movilidad sostenible. Si este sencillo sistema de uso se confirma como una propuesta viable, tal vez siente un precedente en las infraestructuras urbanas de las futuras ciudades.